Y así dejó abierta la posibilidad de que el lenguaje superara la literalidad. Dios es una palabra y es personaje de un cuento llamado "La bilbia".
En tiempos remotos -donde los nombres no existían ni las cosas, que no habían sido nombradas aún- la palabra comenzó a construir los textos que irían a darnos identidad, cultura y razón.
La piedra, la rosa, el río y el cielo trascendieron a Cratilo y su literalidad. La vida está hecha de palabras, lenguaje, experiencia y posibilidad de creación. Lenguaje es creación, interpretación y sentido del mundo.
Por eso nombrar nominaciones de nombres crea mundos. Tan verdaderos como el mundo. Más allá también en el fin de los tiempos, lo último que sobrevivirá del hombre será una palabra, una sílaba, un sonido que dé cuenta de que alguna vez existió algo que se llamó hombre y algo mucho más poderoso, llamado palabras.
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