Todavía en la vida y en la muerte, todavía en el rayo y en la lluvia, todavía con la sangre y sin balas, todavía con lo mío y lo tuyo, todavía con el fuego en el agua, todavía con el calor del frío, todavía en la tierra divina y en el infierno de la palabra, todavía en la flor del cactus el colibrí se bebe el amanecer... Escrito anónimo en la Plaza de Mina Clavero, Córdoba, República Argentina.
lunes, 13 de mayo de 2013
El comienzo de Merlo
Me recibió un canto de pájaros al unísono y el sol amaneciendo desde atrás de las sierras, asomando.
Hay una quietud y un silencio bajo el sol de la siesta que eterniza todo este verde que desborda.
El sol me amanece otra vez en esta tarde y hay olores que ya son piel de infancia y que regresan, aletargados.
No quiero hacer ruido para no alterar el orden natural de todas estas cosas, me reconozco ínfimo y así quiero seguir.
Y mientras escribo, veo una hoja color rojo otoño que se deja ver a través de la ventana, y debe ser así: cambiar los colores es otoñarse y mudar de piel para poder (otra vez) reverdecer.
Que así sea entonces
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