lunes, 13 de mayo de 2013

El comienzo de Merlo


Me recibió un canto de pájaros al unísono y el sol amaneciendo desde atrás de las sierras, asomando.
Hay una quietud y un silencio bajo el sol de la siesta que eterniza todo este verde que desborda.
El sol me amanece otra vez en esta tarde y hay olores que ya son piel de infancia y que regresan, aletargados.
No quiero hacer ruido para no alterar el orden natural de todas estas cosas, me reconozco ínfimo y así quiero seguir.
Y mientras escribo, veo una hoja color rojo otoño que se deja ver a través de la ventana, y debe ser así: cambiar los colores es otoñarse y mudar de piel para poder (otra vez) reverdecer.
Que así sea entonces

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