anduvo errante
errando la vida
buscando sol
sin saber que existía
Pero Dios pensó un plan
en dejarlo salir, solo
-cuando él quisiera-
llamó a sus luces
encontró, al fin
se abrió
como una flor
escampada de sombras
Todavía en la vida y en la muerte, todavía en el rayo y en la lluvia, todavía con la sangre y sin balas, todavía con lo mío y lo tuyo, todavía con el fuego en el agua, todavía con el calor del frío, todavía en la tierra divina y en el infierno de la palabra, todavía en la flor del cactus el colibrí se bebe el amanecer... Escrito anónimo en la Plaza de Mina Clavero, Córdoba, República Argentina.
martes, 22 de febrero de 2011
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