Dedicado con mucho amor para mi amiga del alma Aluk
Yo sé ese mirarse en el espejo
yo sé el reflejo y la mentira
que asesina los sueños.
yo sé de lágrimas secas
de no poder más, no jamás.
Compartir las partidas
compensa, congrega
yo las hago poesía
vos, movimiento.
Acá, en el poema
vos y yo
como en la vida (hace siglos ya)
asesina, risueña de alegría.
Nuestra mirada es incondicional
es eterna, como la verdad
una llama que se enciende en el invierno
entonces, llueve en tu desierto
¿no lo ves?
Y es eterno ese despertar
despertarse de uno mismo
ese incendio en el alma (todo ardiendo)
esa luz sagrada que lava la miseria
y nos congrega, otra vez, en el poema
en esta vida, en nuestras heridas
que se secan al sol
sin razón, con magia
vos sabés que te espero al final de mi camino
que será el principio de otra cosa
hacia ya vamos, los dos
juntos de la mano
Todavía en la vida y en la muerte, todavía en el rayo y en la lluvia, todavía con la sangre y sin balas, todavía con lo mío y lo tuyo, todavía con el fuego en el agua, todavía con el calor del frío, todavía en la tierra divina y en el infierno de la palabra, todavía en la flor del cactus el colibrí se bebe el amanecer... Escrito anónimo en la Plaza de Mina Clavero, Córdoba, República Argentina.
miércoles, 29 de febrero de 2012
lunes, 27 de febrero de 2012
Dale Gracias
Dicen que la sabiduría es -entre otras cosas- saber esperar a que llegue aquello que deseamos con el corazón. Dicen también, que la paciencia y la espera marcan un punto de inflexión porque hay cosas -por suerte- que no dependen de nuestra voluntad sino que, justamente, dependen del universo o de dios o de cómo quiera llamarlo cada uno.
A veces uno blasfema esa rabia contra el viento porque no "hay", porque no "está" porque no "es" eso que queremos. Pero a veces, otras veces, agradecemos porque podemos ver eso, ahí, en ese intersticio entre lo real y lo irreal; entre lo que no está pero puede estar; ese hilo delgado que separa la felicidad de lo que no es.
De ese hilito estoy tirando yo para torcer mi destino, para cambiar el camino. Para poder ver, para descongestionar la mirada.
Estoy en eso. Y más también.
"Dale gracias por estar..."
A veces uno blasfema esa rabia contra el viento porque no "hay", porque no "está" porque no "es" eso que queremos. Pero a veces, otras veces, agradecemos porque podemos ver eso, ahí, en ese intersticio entre lo real y lo irreal; entre lo que no está pero puede estar; ese hilo delgado que separa la felicidad de lo que no es.
De ese hilito estoy tirando yo para torcer mi destino, para cambiar el camino. Para poder ver, para descongestionar la mirada.
Estoy en eso. Y más también.
"Dale gracias por estar..."
sábado, 25 de febrero de 2012
Me
me enchincho, me enrosco; me maldigo; no me gusto; me asusto; me critico; me mortifico; me decepciono; me pongo de mal humor; me desespero; me corrompo; me blasfemo; me crucifico; me canso; me equivoco; me ilusiono; me abandono (a veces); me caigo; me preocupo; me caigo mal; me sucedo; me enojo; me apago; me desinflo; no subo; me trepo; me leo; me destrozo; me veo; me alimento; me entrego; me choco conmigo; me asesino; me oscurezco
sábado, 18 de febrero de 2012
Antes de dormir
Antes de dormirse, le dijo que quería soñar con lluvia pero la quería soñar real, lo más real posible. Entonces, antes de cerrar los ojos por última vez, se puso la almohada en la cabeza, tipo techito. El otro le preguntó:
¿por qué hacés eso? Y el soñador le contestó:
-Porque si logro soñar una lluvia verdadera, lo más parecida a la realidad, me voy a mojar y me voy a despertar y no quiero, por eso el techito. Para poder seguir soñando tranquilo y solito. Con la lluvia, lo que abunda.
Y empezó a soñarla. Bastante bien le fue
¿por qué hacés eso? Y el soñador le contestó:
-Porque si logro soñar una lluvia verdadera, lo más parecida a la realidad, me voy a mojar y me voy a despertar y no quiero, por eso el techito. Para poder seguir soñando tranquilo y solito. Con la lluvia, lo que abunda.
Y empezó a soñarla. Bastante bien le fue
viernes, 17 de febrero de 2012
Yo hago lo que me enseñó la tierra
Yo hago lo que me enseñó la tierra, allá en mi infancia, en mi jardín primitivo. Me enseñó a esperar y a observar. Me enseñó a embeberme de tierra hasta estallar, me enseñó a ser paciente.
Mi jardín, ese cielo dorado de vida, de vida verde. Mis manos puestas ahí, mis manos y mi ilusión puestas ahí, en la tierra. Mis horas, mis soles, mis ardores. Todo puesto ahí, en la tierra. Esa tierra cuyas raíces me sumergían hondo donde yo podía respirar, al fin, tranquilo. Esa tierra era mía. Esa tierra era yo. Mi tiempo era de tierra, no de otra cosa.
Me enseñó a plantar para cosechar, a aprender las particularidades de cada plantita que allí crecía. Mi inocencia gobernando todo, ver todo por primera vez, sentir ese asombro sin sombras, claro. Con sol. Con la vida abriéndose paso, a la fuerza, para salir de la tierra. La libertad de la semilla es un nuevo modo de vida. Ni más ni menos. La libertad es transformarse y ver el sol. Alimentarse.
Yo observaba (y gobernada) todo, era sublime ver crecer una planta nueva, ver la vida abriéndose paso. Era sublime. Y cuánto. Nunca nada se repetía, cada nacimiento era el primero y yo maravillaba mi mirada que nunca se cansaba de mirar. Por eso las palabras reveladas, porque hay palabras que son tierra donde crecen y toman forma las cosas más profundas.
Mis manos también se hacían raíces con la tierra, mis manos solo acompañaban lo que la naturaleza mágicamente resolvía. Éramos uno. La conjunción perfecta de la verde eternidad, que era mía. Solo mía. Eternidad que era libertad. Recuerdo (ahora) en sintonía porque había muchos sonidos que acompañaban todo esto. El sonido de la tierra, su sintonía. La textura, el texto que tejían las raíces. El texto oculto (para los demás, no para mí) que formaba una sinfonía subterránea.
Eso es mi pasado. La tierra. Mis raíces, mis pasos allá abajo (dando tumbos) que seguro aún retumban entre tanto tejido de raíces que se fueron para abajo, donde un mundo, perenne. Donde la tierra, perenne. Donde yo (Eduardito obstinado) también atravezaba los años. Donde no había nada feo, nada que me hiciera sufrir; nada que yo no entendiera o que yo no pudiera resolver. En ese mundo fui feliz. De ese mundo vengo y en ese estoy, cuando cierro los ojos y siento esa revelación transpirada. En los recuerdos que laten en mi corazón yace todo mi poder
Mi jardín, ese cielo dorado de vida, de vida verde. Mis manos puestas ahí, mis manos y mi ilusión puestas ahí, en la tierra. Mis horas, mis soles, mis ardores. Todo puesto ahí, en la tierra. Esa tierra cuyas raíces me sumergían hondo donde yo podía respirar, al fin, tranquilo. Esa tierra era mía. Esa tierra era yo. Mi tiempo era de tierra, no de otra cosa.
Me enseñó a plantar para cosechar, a aprender las particularidades de cada plantita que allí crecía. Mi inocencia gobernando todo, ver todo por primera vez, sentir ese asombro sin sombras, claro. Con sol. Con la vida abriéndose paso, a la fuerza, para salir de la tierra. La libertad de la semilla es un nuevo modo de vida. Ni más ni menos. La libertad es transformarse y ver el sol. Alimentarse.
Yo observaba (y gobernada) todo, era sublime ver crecer una planta nueva, ver la vida abriéndose paso. Era sublime. Y cuánto. Nunca nada se repetía, cada nacimiento era el primero y yo maravillaba mi mirada que nunca se cansaba de mirar. Por eso las palabras reveladas, porque hay palabras que son tierra donde crecen y toman forma las cosas más profundas.
Mis manos también se hacían raíces con la tierra, mis manos solo acompañaban lo que la naturaleza mágicamente resolvía. Éramos uno. La conjunción perfecta de la verde eternidad, que era mía. Solo mía. Eternidad que era libertad. Recuerdo (ahora) en sintonía porque había muchos sonidos que acompañaban todo esto. El sonido de la tierra, su sintonía. La textura, el texto que tejían las raíces. El texto oculto (para los demás, no para mí) que formaba una sinfonía subterránea.
Eso es mi pasado. La tierra. Mis raíces, mis pasos allá abajo (dando tumbos) que seguro aún retumban entre tanto tejido de raíces que se fueron para abajo, donde un mundo, perenne. Donde la tierra, perenne. Donde yo (Eduardito obstinado) también atravezaba los años. Donde no había nada feo, nada que me hiciera sufrir; nada que yo no entendiera o que yo no pudiera resolver. En ese mundo fui feliz. De ese mundo vengo y en ese estoy, cuando cierro los ojos y siento esa revelación transpirada. En los recuerdos que laten en mi corazón yace todo mi poder
jueves, 16 de febrero de 2012
llantificar
Llora llueve llanto
llano, como hermanos
descargo
si llega llaga la piel
poder ver
llover
Llena, congrega
llave de llama que alumbra
rellena la sombra, desnombra
plegar el llanto ya
llano, como hermanos
descargo
si llega llaga la piel
poder ver
llover
Llena, congrega
llave de llama que alumbra
rellena la sombra, desnombra
plegar el llanto ya
jueves, 9 de febrero de 2012
Hechicero de las sombras
Con mucho amor, respeto y admiración para Luis Alberto Spinetta
sé que hoy sabe a silencio
a luto, a canción vacía
sé que la herida de parís, hoy sangra
se desarma
pero la luz, Luis, es más poderosa
contra los cretinos de siempre
contra todos los males de este mundo
tu recuerdo no desafina
sino que nos llena, nos congrega
de armonía, de belleza
y no hay torpeza que pueda opacarte
si al pensarte yo veo brillar en acordes
una nueva función, un telón que se abre
tu melodía nos devuelve el color
ahuyenta la muerte, ingrata y celosa de tu luz
la guitarra canta, grita
exclama en versos este momento
este viaje sin pasaje
que has sacado hacia la eternidad
Se me nubla la vista, hoy
que el cielo ha sido iluminado de tí
es bueno sentirse salvado y eterno
saber que el desierto de tu voz
será llenado de vos, más de vos
nunca la nostalgia, Luis, nunca
siempre el corazón en la medalla
siempre el alma de diamante
ilumina la opacidad de este mundo
que sin tu mente, está ausente
pero brillan las canciones
brillante es mi recuerdo
de saberme salvado por tu poesía
esa tersura que acaricia en silencio
las noches de dolor, desgarraduras
Vos, hechicero de las sombras
desafiaste la mediocridad como nadie
cada instante, en un cielo de tí
siento el soplo de la brisa
la sonrisa del corazón al escucharte
Vos, juglar de lo que no se nombra
de lo sagrado
estarás en algún cielo dorado, ahora
quién sabe cómo dónde por qué
no importa
lo que dejaste es un tesoro color oro
irrenunciable, impagable
Vos, cantando aunque estés distante
con suspensión, con sutileza
hoy mi tristeza no tiene fin
quizás, la guarde en un bolsodios
me alivia, saberte eterno, risueño
adelantado, en este mundo embellecido por tu arte
nunca errante, siempre alumbrado
porque te salió del corazón
una joya, un rubí, Alelí
siempre en mi corazón
siempre
Luis
sé que hoy sabe a silencio
a luto, a canción vacía
sé que la herida de parís, hoy sangra
se desarma
pero la luz, Luis, es más poderosa
contra los cretinos de siempre
contra todos los males de este mundo
tu recuerdo no desafina
sino que nos llena, nos congrega
de armonía, de belleza
y no hay torpeza que pueda opacarte
si al pensarte yo veo brillar en acordes
una nueva función, un telón que se abre
tu melodía nos devuelve el color
ahuyenta la muerte, ingrata y celosa de tu luz
la guitarra canta, grita
exclama en versos este momento
este viaje sin pasaje
que has sacado hacia la eternidad
Se me nubla la vista, hoy
que el cielo ha sido iluminado de tí
es bueno sentirse salvado y eterno
saber que el desierto de tu voz
será llenado de vos, más de vos
nunca la nostalgia, Luis, nunca
siempre el corazón en la medalla
siempre el alma de diamante
ilumina la opacidad de este mundo
que sin tu mente, está ausente
pero brillan las canciones
brillante es mi recuerdo
de saberme salvado por tu poesía
esa tersura que acaricia en silencio
las noches de dolor, desgarraduras
Vos, hechicero de las sombras
desafiaste la mediocridad como nadie
cada instante, en un cielo de tí
siento el soplo de la brisa
la sonrisa del corazón al escucharte
Vos, juglar de lo que no se nombra
de lo sagrado
estarás en algún cielo dorado, ahora
quién sabe cómo dónde por qué
no importa
lo que dejaste es un tesoro color oro
irrenunciable, impagable
Vos, cantando aunque estés distante
con suspensión, con sutileza
hoy mi tristeza no tiene fin
quizás, la guarde en un bolsodios
me alivia, saberte eterno, risueño
adelantado, en este mundo embellecido por tu arte
nunca errante, siempre alumbrado
porque te salió del corazón
una joya, un rubí, Alelí
siempre en mi corazón
siempre
Luis
lunes, 6 de febrero de 2012
Fvtvro
No vas a poder mirarte nunca más si no te decís la verdad
no vas a mirar el cielo y sorprenderte, nunca más
no vas a tocar la áspera espera enamorada, nunca más
no vas a volverte agua en el agua, ni viento con el viento
no ya más
no vas a entremecer en vaivenes el recuerdo, no ya más
vas a seguir así, desesperando lo que se pasó
se voló se quebró algo se ha roto tropezó
se desarmó en palabras desarmadas
sin sentido sin sí sin no sin razón
vas a volar alto bien alto fuerte de frente
vas a ver
verás
ya
no vas a mirar el cielo y sorprenderte, nunca más
no vas a tocar la áspera espera enamorada, nunca más
no vas a volverte agua en el agua, ni viento con el viento
no ya más
no vas a entremecer en vaivenes el recuerdo, no ya más
vas a seguir así, desesperando lo que se pasó
se voló se quebró algo se ha roto tropezó
se desarmó en palabras desarmadas
sin sentido sin sí sin no sin razón
vas a volar alto bien alto fuerte de frente
vas a ver
verás
ya
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