jueves, 3 de octubre de 2013

Ni el diablo me reconocería



Hay un diablo que se parece a mí, hoy.
Hay un dios que se aleja de lo que soy en una tierra desprometida.
Soy esclavo indivisible de mi emoción, esa es mi cruz y mi música interior.
Hay un jesús minúsculo y sugestionado, a mi lado. No ofrece nada pero bebe mi luz azul.
Alguna vez sabré el precio que pagué por no ser del montón, por desparramar mi silencio y apalabrarlo asistiendo al nacimiento de mi yo.
Será al final.
Porque el principio ya pasó.