domingo, 24 de abril de 2011

hablando de las palabras con las palabras

mas cerca de la tierra es donde está puesta esta ilusión. Ilusión de juego sin corrupción cuyo único azar dice que hay fe (en la forma de un deseo deformado). Pero más cerca de la tierra también están los muertos, olvidados, desiertos. ¡Qué falta de respeto! Falta tiempo y dolor para arder de memoria. No quiere ser recordado tibiamente, no puede.
Quiere que se hable, que se diga, que se comente (que se conmuevan) que fue hasta el fondo y más. Que encontró sueños de otros ya soñados. Que los tomó. Que jugó con las palabras hasta verlas bien de frente. Que aprendió a callar lo ausente, lo que no dice nada. Que por eso había decidido tener que escribir cuando las cosas volvían enfermas de más confusión y al final lo verdadero: el fuego.
El fuego de las palabras con las palabras, en parábolas fijadas, postales para entrar.
Entrar, más, ecos de otros soles. Qué recuerden así, con sol y tierra, con memoria. ÉL, vos y los otros.

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